Por Erika Domínguez
El futuro siempre es un terreno desconocido e incierto, como seres humanos nos genera una enorme curiosidad y nos empuja al cambio. Tratamos de adivinarlo, no en el sentido de la magia, sino de analizar tendencias y pensar cómo vamos a abordar esa nueva realidad que se está tejiendo.
2020 es el año en el que las tendencias de las que platicabamos a inicio de año, pasaron de ser proyecciones a cinco años para convertirse en realidad necesaria en cinco semanas. En el sector tecnológico comprobamos que el futuro que imaginamos estaba en la dirección correcta, pero, ¿sucedía lo mismo con las organizaciones que adoptarían ese futuro en el presente?
Empezando el último trimestre del año, es el momento de construir una agenda para el crecimiento de las organizaciones, entendiendo que el futuro, que hoy es el presente, requiere flexibilidad, explorar nuevas ideas y reformular el valor que las organizaciones portan a sus clientes.
Hoy la tecnología hace posible que organizaciones, gobiernos y sociedad puedan responder en la realidad COVID-19, la tecnología las hace visibles ante el nuevo orden digital, entendiendo mejor al cliente final y sus nuevas necesidades, reformulando procesos, optimizando tiempos, protegiendo la información de amenazas cibernéticas; pero, todas estas entidades ¿son completamente visibles hoy en este presente tecnológico? o ¿son parcialmente invisibles en la nueva economía digital?
Según el World Digital Transformation Spending Guide de IDC, se espera que la inversión en transformación digital crecerá un 10.4% en 2020, siendo sector público, manufactura, servicios financieros y servicios en general donde más crecerá dicha inversión.
Desde hace 18 años en KIO hemos visto el impacto real de hacer que las cosas pasen y de adelantarse a hacer las transformaciones necesarias para lo que el futuro demande; en estos meses nos llena de esperanza el ver que organizaciones de todos los tamaños se acercan a nuestros ingenieros para dar respuesta a la pregunta ¿cómo hacerme visible para prosperar en el mundo post COVID?, un mundo que se vislumbra mayormente digital.
Esto ya ha traído cambios importantes, en el caso de la infraestructura tecnológica como los Centros de Datos, uno de los principales indicadores han sido el incremento en las interconexiones de las empresas hospedadas en esos ecosistemas digitales, mismas que son enlaces directos entre ellas, lo que les representa ventajas competitivas importantes gracias a la rapidez de la comunicación, seguridad, eficiencia y optimización de costos. Sin duda, empresas que ya están dentro de estos ambientes de interconexión, tienen mayores oportunidades de crecimiento.
Todas las soluciones bajo demanda (As a Services) son también las que dan forma al futuro de los sectores e industrias, porque aún cuando evolucionemos hacia un esquema híbrido entre el trabajo remoto y presencial, este tipo de soluciones tecnológicas disponibles desde cualquier lugar y en todo momento han sido diseñadas para generar ahorros económicos y eficiencia en gestión operativa, en donde el lugar desde donde podamos acceder a la información se vuelve irrelevante.
Innovar desde una realidad cambiante implica abrir la mente a nuevas formas de trabajo, a la colaboración y sobre todo a escuchar el entorno. La buena noticia es que las organizaciones lo tienen en mente, por ejemplo un reporte de McKinsey sobre “Estrategia digital en tiempos de crisis” revela que debido a la pandemia 70% de los empresarios encuestados acelerarán el paso en su camino a la transformación digital, acompañado de la adopción de nuevas tecnologías, metodologías y estructuras.
Revisar a las empresas de fondo, abriendo oportunidades y ambientes de innovación, re-organizándose para servir a clientes que consumen de manera diferente y sumando las posibilidades tecnológicas, es un gran paso de adaptación. Lo anterior abarca desde el modelo hasta su procesos, de manera tal que puedan establecer, con mayor precisión, aquellos aspectos que pueden ser automatizables, les permitan ganar eficiencia, llegar a nuevos clientes o generar mayores ahorros.
Sin duda, el gran reto será ver más allá de la expectativa de “cuando las cosas cambien”. El escenario ya cambió. Si bien es pronto para hablar de un mundo “post-Covid”, ya podemos hablar de un gran salto digital que nos ubica en un nuevo escenario, la tecnología es una aliada fundamental para mantenerse, crecer y competir, dar forma a nuevas empresas e industrias con nuevas capacidades y una mayor interconexión con amplias posibilidades de impacto positivo en un futuro que hemos comenzado a construir.