El índice de complejidad perturbadora (PCI), que mide la complejidad de las respuestas electroencefalográficas (EEG) a la estimulación magnética transcraneal (TMS), mostró una notable sensibilidad en la detección de signos mínimos de conciencia en estudios previos.
En el mundo, se estima que existen más de 350 mil casos de personas con trastornos de conciencia prolongados y donde el índice de complejidad perturbacional podrías ser la clave para detectar si estos continúan en los pacientes. Aunque no se cuentan aún con resultados sólidos sobre su eficacia, la técnica ha demostrado resultados importantes.
Recientemente investigadores del Centro S. Maria Nascente en Italia, creen que un paciente el cual tiene una lesión cerebral puede informar sobre su conciencia actual a pesar del estado en el que se encuentra. Por tal motivo, se le ha colocado una mascarilla que le cubre la boca, nariz y en ella se encuentran conectados 60 electrodos. Adicionalmente se le han colocado un conjunto de infrarrojos en un brazo articulado el cual rebota las señales de los sensores conectados provocando una superposición en su cerebro en movimiento, construida por resonancia magnética.
Cada pulso produce un clic audible y lo que los científicos ven en ellos es una señal de una conciencia liminal, tal vez onírica y que mediante un ordenador asignará a esos registros de ondas cerebrales un número de 0 a 1, el llamado índice de complejidad perturbacional o ICP. Este número es una medida del tipo de complejidad que revela si una persona resulta consciente. Los investigadores incluso han calculado un umbral, que, según un estudio de 2016 en personas sanas y en otras con lesiones cerebrales, distingue entre las condiciones inconscientes y las conscientes con 100% de sensibilidad.
Lo que resulta sorprendente es el hecho de que cuando se ha calculado el PCI en una muestra de pacientes con síndrome de vigilia, se encontró que uno de cada cinco tenía un valor dentro de la distribución de la conciencia, incluso si ese paciente no responde a los estímulos hechos por los investigadores. Por lo que se puede aludir que a pesar de ese estado “vegetal”, los pacientes aún presentan un estado de conciencia.
Ese avance representa el medidor de conciencia más preciso jamás visto en medicina. Las implicaciones médicas son de amplio alcance y algunas de estas personas, que no responden, pueden acabar tratadas como si no hubiera nadie allí dentro, a pesar de que sí experimentan el mundo, despiertas, solas e incapaces de salir de la prisión corporal mientras vivan.