Por: José Fonseca, director general de KIO Enterprise en KIO Networks
Mantener funcionando nuestro negocio o institución constituye una tarea de análisis de todos los elementos clave que nos permiten funcionar, y el cómo seguir obteniendo su máximo potencial colaborativo, eficiente, ágil y armónico ante cualquier tipo de contingencia.
Vivimos rodeados de riesgos potenciales de índole natural y esencia aleatoria, en alcance y magnitud. Un terremoto, una tormenta o un brote viral como el Covid-19 (Coronavirus), que se está posicionando como uno de los desafíos más titánicos al que la humanidad se haya enfrentado.
Dependiendo del tipo de siniestro del que se trate, puede inhabilitar total o parcialmente el despliegue del talento de nuestros equipos de trabajo, la infraestructura, plataformas y servicios tecnológicos, el flujo y seguimiento de materiales e insumos, la comunicación y satisfacción de las demandas de nuestros clientes, el control de los procesos internos y la colaboración con nuestros proveedores, socios de negocios y entidades con las que nuestra empresa o institución intercambian.
El crecimiento exponencial de las infraestructuras multi-nube, las plataformas digitales de comunicación y colaboración y las inversiones en el desarrollo de centros de procesamiento locales con alcance global, nos dan la posibilidad de habilitar y/o fortalecer nuestros planes de contingencia, incluso si hemos omitido o nos damos cuenta de que, en un escenario real, hay muchas variables vitales de nuestro negocio que se convirtieron en imprevistos serios.
Ante la complejidad de los escenarios de desastre, todo plan de recuperación debe contar con al menos cuatro capacidades sustantivas, poniendo siempre al individuo y sociedad al centro de la acción.
Si bien, estos enfoques son adoptados como solución inmediata ante una situación de emergencia, también pueden quedarse después del suceso para manejar mejor nuestros negocios. Aun de la forma difícil seguramente no seremos los mismos como sociedad cuando la contingencia sanitaria sin precedentes que hoy enfrentamos, se haya superado.
Debemos recordar también que en el pasado, las contingencias han impulsado a colaborar más, crear más, comunicarnos más, cambiar para adaptarnos mejor y ser más sensibles con todo nuestro entorno.