Por Erika Domínguez*
En 2018 México avanzó 31 posiciones en el ranking del reporte que mide la Desigualdad de Género Global del Foro Económico Mundial y ahora ocupa el lugar 50, un dato optimista pues muestra de que estamos caminando en el sentido correcto, aunque también que todavía hay mucho por recorrer.
El mismo reporte señala que “en una era en la que las habilidades humanas son cada vez más importantes y complementarias a la tecnología, el mundo no puede darse el lujo de privarse del talento de las mujeres” y es que las oportunidades se multiplican conforme las nuevas tecnologías se materializan, se crea de forma natural una fuerza de trabajo más incluyente y diversa.
La implementación de Inteligencia Artificial, machine learning o analítica de datos en los procesos de organizaciones públicas y privadas demandan un cambio en el tipo de trabajo que se requiere: se necesitan más personas que puedan imaginar las posibilidades para después planear y llevar a cabo todo lo necesario para hacerlas realidad. Esto significa equipos más diversos, multidisciplinarios y nuevos estilos de liderazgo.
Los últimos 15 años han sido cruciales para las mujeres en la industria tecnológica a nivel mundial, uno de los casos de éxito más relevantes es Bulgaria, donde prácticamente el 50% de los colaboradores en la industria son mujeres, superando por mucho el promedio de la Unión Europea.
Impulsar a las niñas a estudiar carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, dar mayor visibilidad a liderazgos femeninos y mentorías una vez que se incorporan al mundo laboral son algunas de las acciones que facilitaron este balance de género; todas son aplicables en México, con un impacto muy positivo para la sociedad en general.
¿De qué potencial estamos hablando? Tomemos en cuenta que en nuestro país, el 25% de la fuerza laboral en TI somos mujeres, también lo son el 30% de los estudiantes de carreras afines a ingeniería (STEM por sus siglas en inglés).
Trabajando en una empresa joven, enfocada en la innovación y la agilidad para ser eficientes en el futuro, he sido testigo del rol fundamental de un liderazgo enfocado en el talento; quienes hoy estamos en esa posición tenemos la posibilidad de ser un agente de cambio y la responsabilidad de promover la colaboración.
Queremos que las mujeres sepan, asuman y logren romper los paradigmas que por mucho tiempo rodearon al mundo de TI: no sólo tienen cabida; son un talento fundamental para la innovación, generar nuevas soluciones y dar forma al futuro.
La oportunidad va más allá del género: es enfocarnos en reducir brechas al momento de atraer al talento, que es el verdadero diferencial tanto para las organizaciones como para el desarrollo de los países.
¿Qué se necesita? La visión y flexibilidad para evolucionar: no sólo en la adopción de nuevas tecnologías, sino en la conformación de sus equipos. El futuro no sólo es digital: es diverso.
*Directora de Planeación Estratégica y Comunicación Corporativa de KIO Networks