Por Bernardo González, Chief Alchemist Officer de KIO Networks
El Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) es la puerta hacia nuevos modelos de negocio, innovación, evolución de prácticamente todos los servicios e industrias; sin embargo, no está exento de desafíos: compatibilidad de plataformas, la necesidad de cerrar brechas digitales, seguridad de la información y la gestión de información.
La interconexión de cada vez más dispositivos en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida: desde las ciudades donde habitamos hasta las distintas industrias, las cadenas de valor, los sistemas que monitorean nuestra salud, son apenas algunos de las áreas donde ya vemos que la importancia no sólo es la disponibilidad de datos, si no saber qué haremos con ellos.
De acuerdo con las perspectivas en tecnología, en 2019 sumarán unos 14.2 mil millones de dispositivos interconectados, y para 2021 alcanzarían los 25 mil millones, lo que se traduce en una enorme cantidad de información a procesar.
Para que tanto el sector público como el privado conviertan esos datos en un aliado para la optimización de recursos, minimizar riesgo y hacer más eficiente el uso de recursos económicos, materiales y humanos, se requerirá sumar diversos factores:
El primero es fortalecer la infraestructura orientada a facilitar el procesamiento de información a gran velocidad, en instalaciones como los Centros de Datos de cercanía (Edge Data Centers), los cuales proveen mayor flexibilidad y agilidad, en especial para aquellas industrias o instituciones que requieren análisis en tiempo real, así como utilizar algoritmos de Inteligencia Artificial
Igualmente importante será afrontar los temas de seguridad, desarrollo de nuevos algoritmos y arquitectura de soluciones para permitir a al sector público y privado cumplir sus objetivos de servicio, innovación, atención, transparencia, entre otros.
En el caso de las industrias, uno de los principales retos será tanto gestionar el cambio en la forma tradicional de operar, en aspectos como cadenas de valor, manufactura o logística, de manera tal que se desarrollen soluciones tecnológicas -disponibles para todo el sector- gestionadas para que sean un factor de competitividad.
Si bien aún es pronto para evaluar el impacto y la evolución del Internet de las Cosas aunado a la Inteligencia Artificial; lo cierto es que ningún sector se quedará al margen y deberá estar, lo mejor preparado, para utilizar a su favor la información que cada día será más inmediata, precisa y necesaria.